Dejemos por un momento a Fernando y volvamos la vista hacia el banco Walk ING. Como ya dijimos en el primer capítulo, este banco no es sino la fusión entre varias cajas de ahorros de mediano y pequeño tamaño cuyo crecimiento se ha apoyado en gran medida en el boom inmobiliario. Como también mencionamos en esta entrada (sí, amigo lector, al final TODO está conectado), lo ideal es que los bancos financien sus préstamos con los depósitos captados a los clientes, pero el volumen de préstamos aumentó de tal forma durante los años de la burbuja que los depósitos de los clientes españoles estaban muy por debajo del nivel necesario para financiar los préstamos a promotores y familias.
Buscando fondos para seguir concediendo préstamos, el banco
Walk ING (o las cajas que posteriormente se fusionarían en él) pidió créditos a
bancos extranjeros (fundamentalmente alemanes), la mayor parte mediante títulos
de deuda con vencimiento a tres años. En este momento, se aproxima el momento
de pagar esa deuda y Walk ING tiene un problema: el préstamo a Promotora El
Zapador S.L. (y seguramente alguno más) ha sido tan ruinoso que no dispone de
la liquidez necesaria para hacer frente al vencimiento de la deuda.
En este caso, la única opción es sustituir la deuda por… más
deuda. En efecto, así como Walk ING sustituyó el préstamo a la promotora de Fernando
por otro préstamo igual, ofrece a sus acreedores la renovación de los títulos
de deuda vendidos hace unos años. Sin embargo, vender bonos en el extranjero no es tan fácil como hace unos meses. Semanas atrás, en septiembre de 2008, ha quebrado uno de los principales bancos de inversión de Estados Unidos y una auténtica oleada de pánico recorre los mercados financieros. Bancos e inversores extranjeros se resisten a dar crédito si no es a cambio de intereses muy abultados. Si a esto unimos una creciente desconfianza en el sector financiero español (ya que las dificultades que está empezando a atravesar el sector inmobiliario
español empiezan a ser conocidas fuera de nuestras fronteras), Walk ING consigue renovar su cartera de deuda a un coste muy elevado.
De este modo, Walk ING esquiva solo por el momento el problema que
le suponía el vencimiento de su deuda, ya que los nuevos intereses que tiene que pagar para financiar su deuda hacen inviable
la actividad del banco a medio plazo. Es preciso buscar otras soluciones. La
opción elegida por la dirección de la entidad es captar más depósitos, para lo
que se ve obligada a ofrecer tipos muy elevados con el objeto de atraer
clientes de la competencia. Los demás bancos, lógicamente, elevan también sus
tipos en respuesta a este ataque competitivo, lo que reduce drásticamente los márgenes
de beneficio del sector y pone en peligro a otros bancos cuya exposición al crédito
inmobiliario no era tan preocupante como la de Walk ING.
Llegados a este punto, quizás recordéis la campaña del Depósito Barrilete Cósmico que lanzó
CajaMadrid en 2008. Con la perspectiva que da el tiempo, es evidente que
formaba parte de una campaña para aumentar los depósitos de los clientes y
reducir la exposición al crédito del exterior en un momento en que la burbuja
inmobiliaria de la economía española comenzaba a perder aire.
¿No resulta inquietante lo parecida a la realidad que está volviéndose esta historia?
(continuará)